sábado, 17 de septiembre de 2011

Creo que doy virga

No se si doy virga o no hay nada mejor que un compañero para encamarse

Me pasó últimamente salir con gente que no me conoce ni conozco, quiero decir, que no conozco ni conoce mis costumbres cotidianas, mi relación con el sexo opuesto, mis intereses más íntimos y los más mundanos. No saben qué pienso de la vida más allá de que sueño y lucho por una Patria justa, libre y soberana. A eso me refiero. Todo gracias al Facebook.
Debo reconocer que fingí un rol medio de boluda o virga. Ejemplificado con un “me pongo colorada” o similares. Me pintó ese estilo, no sé por qué. Tal vez fue para no caer en el fácil “vamo a coger”, pero la idea es esa, ir a coger. Con afecto, claro; con gusto, sí; pero el fin es coger. Todavía no aprendí a nadar en los turbios ríos del Facebook, no sé aún surfear las olas de los mares bravos de la interpretación humana en la era 2.0. Debo ubicar un km 0 desde el cual partir y así, buceando, encontrar mi tercera posición: ni yanqui ni marxista; ni virga ni tan trola.
Es la primera vez que salgo con gente que no conozco ni me conoce y eso se debe a que soy peronista, y el peronismo es promiscuo. Por eso garché con casi todos mis amigos, y con varios compañeros de otras orgas, es más fácil y te genera menos complicaciones porque se corta ahí o continúa, pero siempre por el camino del amor y la igualdad.
Ayer, por ejemplo, viví de las dos situaciones. Una con un filo 2.0, otra con un compañero peronista.
  1. Filo 2.0. Este es un pseudo intelectual kirchnerista. Algunas actividades políticas hicieron que generara un vínculo con este ser. Ya me invitó de tardecita una vez, fuimos, charlamos, reimos, bebimos, hasta ahí llegan las conjugaciones verbales. Ayer nos encontramos nuevamente. Cuando bajaba el sol, tarde radiante. Bebimos, charlamos, reímos. Cuando me estaba yendo, me besó. Y sentenció “te voy a llamar”. Claro que deberías llamarme. Y cogerme.
  2. Compañero peronista. Compañero manda un texto: “¿Qué hacés?”, respondo “En casa. Ya me duermo. Quería verte. Hablemos en la semana”. Compañero peronista responde “Dale bonita. Si te despertás o te arrepentís avisá. Te mando un besote”.
He ahí la diferencia entre uno y otro. El compañero peronista quiere coger, el 2.0 también. El compañero peronista tampoco dice “vamo a coger”, es tierno pero contundente, y no hace un tango con tardecitas de romance para que yo sepa que él me está diciendo “vamo a coger”.
Finalizada mi cita con besos en el cordón de la vereda, tipo quinceañera, le escribí a mi amiga: “En la segunda cita me besó. Jaja. La puta madre”. Su respuesta, brillante y aclaradora de panoramas fue: “Coger con estos pseudo intelectuales militantes es como una carrera de postas. Qué gente tan rara, pero no como encendida, más bien apagada”.
Cada vez lo entiendo más al General. Para un compañero no hay nada mejor que otro compañero. También para encamarse. Parece.

1 comentario: